jueves, 19 de noviembre de 2009

No hay peores vainas que las que uno mismo se hecha!

Todos dicen que la situación esta de pelos por acá en San Cristóbal y en parte tienen toda la razón. Pero uno en ocasiones es el responsable de ponerse "a tiro" del hampa.

Ayer casi fui victima (y por mi propia culpa) del hampa. En lugar de depositar mi cheque de aguinaldos en mi cuenta en el banco. Intente la osadía y la estupidez de cobrar el dinero en efectivo y LUEGO depositarlo. Craso error. Banfoandes tiene la política de corroborar los cheques que exceden cierto monto (Cosa que había yo olvidado) y lo hacen a uno esperar. Si el cajero me lo hubiese recordado antes de proceder a procesar el cheque ciertamente le habría dicho que; gracias, pero no gracias.



El caso es que luego de la arrechera que me provoco la situación, la pelea con el cajero, el nerviosismo por la tardanza y la prácticamente certeza de que había algo mal en toda esa situación. Salí con  mi cheque cobrado del banco.

Con toda la paranoia del mundo di unas cuantas vueltas y luego en lugar de regresar a mi sitio de trabajo decidí ir a corroborar el precio de cierto producto en cierta tienda. Cual no sera mi sorpresa cuando veo salir un enano de la esquina portando un arma mas grande que el. Exigiendo que le de el dinero que tengo.

Mi primer pensamiento fue:
 MIERDA! esto no puede estar pasando, esta vaina esta de librito.
Luego el defeque de sacar la plata del koala. Gracias a Dios una persona que pasaba por ahí grito que la policía venia. Y fue recompensado con un disparo del enano en cuestión, que gracias a Dios nuevamente no le dio a nadie.

Visto esto no se que parte de mi cerebro, alma, o ángel de la guarda me hizo mover las piernas lo mas rápido posible en dirección opuesta al enano siniestro. Cosa que me extraño demasiado puesto soy de la opinión que es mejor entregar la plata que arriesgarse a que le peguen a uno un tiro por unos cobres.

Al final termine como 4 cuadras mas allá, ultra ultra ultra mamado. Y temblando de pies a cabeza. Metido en un local bastante bastante publico. Y pensando como carajos podría hacer para ir a recuperar mi auto que quedo, eso si bien trancado y estacionado, en la escena del crimen.

Al final tengo el dinero pero el susto fue el de la década, tanto que luego pensé que me iba a dar un infarto, no se si por el susto o por la carrera.

Moraleja:
No le facilite el trabajo a los panas de lo ajeno. El evitar ponerse a uno mismo en este tipo de situaciones es ganar el 50% de la batalla. El estar pendiente de los alrededores podrá sonar paranoico pero también ayuda.

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